lunes, 4 de septiembre de 2017

Tatiana Castro Abuchaibe




La ex Señorita Colombia que es pastora cristiana




La reina camina despacio por el púlpito de su propia iglesia en el norte de Bogotá. Llega al atril donde reposa una Biblia abierta en Efesios 6:6., toma el micrófono con su mano derecha y saluda a los presentes (unas 400 personas), invitándolos a dar un aplauso de bienvenida a Jesús.


Y empieza a predicar. Lee las primeras palabras de las Sagradas Escrituras, en la página desplegada previamente.

“No sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo”, repasa el texto Tatiana Castro Abuchaibe, al pie de la letra y con voz suave.

Aclara que la lectura tiene que ver con el compromiso infalible que deben conservar las personas que, como ella, pertenecieron al mundo y que hoy transitan por los caminos de Dios.

“Ya no estamos en el mundo para agradar a los amigos, a la familia, a los compañeros de trabajo. Tenemos que agradarle a Dios renovándonos día a día”, dice esta bogotana de 35 años, ahora con un tono de voz más agudo y exaltado.

Tatiana Castro fue coronada reina de Colombia por el Cesar, en 1994, cuando convenció al jurado con sus 1,82 metros de estatura y espigada figura, y con una respuesta que hizo historia: contestó que, en medio de un incendio, preferiría rescatar a un perro y no una obra de arte famosa.

Incursionó con éxito en el modelaje dentro y fuera del país; en México tuvo su propio programa de televisión y en Bogotá se abrió paso como empresaria, al montar tres centros de estética.






Su vida estaba prácticamente resuelta. El diseñador Alfredo Barraza –amigo personal de Tatiana– cree que si ella se lo hubiera propuesto sería hoy una modelo de talla mundial, sobre todo por su porte.

“Su principal cualidad es la inteligencia. Ella tuvo un momento de luz y halló en la fe su destino”, apunta Barraza.

Despertar social y religioso Vivir del espectáculo era la vía más predecible y fácil. Pero no quiso.

Conoció a Dios, aprendió de él, dejó el “mundo” y se convirtió en pastora cristiana, al punto de conformar su propio rebaño. Con su esposo, el empresario y también pastor Miguel Ángel Castellanos, edificó su propia iglesia. La bautizaron El Redil.

Como reina de belleza conoció el drama y la miseria humanos en los desfiles y actividades sociales que tuvo que cumplir. “Vivía en una burbuja, creía que todas las personas comían igual que yo, que todos tienen una cama caliente y las mismas comodidades”, dice.

Además de su despertar social, descubrió que para poder ayudar a las personas primero debía ayudarse a sí misma, alimentando su alma y su espíritu.

En esa búsqueda peregrinó por la Iglesia Católica y por varias congregaciones cristianas evangélicas. Practicó yoga y otras técnicas de meditación. Nada la convencía.

“La paz que encontraba era pasajera. Quería algo definitivo”, recuerda Tatiana.

Ingreso a iglesias cristianas Hace siete años, buscando la dirección de un centro de formación espiritual en el norte de la capital, arribó a una iglesia cristiana. Dio tres vueltas para encontrar el sitio sugerido, por diferentes trayectos, pero terminaba en el mismo lugar. Entró allí, pese al escepticismo que le generaban esas comunidades, a las que conoció a los 18 años porque su padre es un reconocido pastor cristiano en Valledupar.

Ingresó a un curso básico en esa congregación y empezó a leer la Biblia como se lee cualquier libro, de principio a fin. Desde Génesis hasta Apocalipsis.

Asegura que tardó cinco meses. Luego migró a otras dos iglesias cristianas, hasta que conoció a quien es hoy su esposo, líder de la iglesia que juntos dirigen hoy.

Tatiana no pensó en convertirse en pastora, pero ahora lo hace porque cree que esa es parte de su misión.

Para poder predicar lee y estudia el Evangelio, y siempre planea lo que va a decir, como lo hizo con el análisis de la lectura del libro de Efesios.

Sin embargo, a veces el discurso cambia su rumbo y resulta hablando de otras cosas. “Es Dios el que habla a través de mí. Siempre le pido que me use como un instrumento”, asegura la ex Señorita Colombia y hoy pastora cristiana de su propia iglesia.

''Construí una relación personal con ese Ser Supremo, que me proporciona paz y que me da la capacidad de amar a las personas”.

Tatiana Castro, que espera en unos meses el nacimiento de su segunda hija.

Colombiana recibió Premio Rey de España JUANITA SAMPER OSPINA MADRID El Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem), institución que dirige la colombiana Norma Enríquez, recibió el Premio de Derechos Humanos Rey de España 2008.

El galardón fue entregado a Enríquez por el propio rey Juan Carlos I, en una ceremonia realizada en la Universidad de Alcalá de Henares.

En el acto de entrega, el Rey dijo que “merece especial reconocimiento el infatigable y generoso trabajo de personas, instituciones y organismos, a favor del reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres, logrando mejoras sustanciales en la eliminación de discriminaciones y exclusiones”.

El premio fue instituido en el 2002 por el Defensor del Pueblo y la Universidad de Alcalá, con el apoyo del Rey. Es bianual y está dotado con 30 mil euros (unos cien millones de pesos).

“Esta es la recompensa a 20 años de trabajo de muchísimas mujeres, cientos de mujeres que se han comprometido con la consolidación de todo el proceso de búsqueda de un espacio para el movimiento feminista”, dice Enríquez en Madrid, donde EL TIEMPO habló con ella.

Tras dos décadas de lucha de Cladem por las mujeres en América Latina, ¿cree que la situación para nosotras ha mejorado? Sí. Percibimos que es mejor, gracias al quehacer de las mujeres. Por su presión, ahora hay un reconocimiento de los derechos civiles y políticos.

Hemos visto la desaparición de muchas leyes discriminatorias; la mayoría de códigos y constituciones han incluido la igualdad de hombres y mujeres. Se contemplan también cuotas para funcionarias designadas y en los partidos. Ya recogemos de lo que sembramos, pero hay un largo camino por recorrer. Falta que lo consagrado se vuelva realidad, que las políticas públicas transformen la sociedad patriarcal, que ve a la mujer como ciudadana de segundo orden, con menos dignidad.

¿El imaginario colectivo es más lento que la ley? La ley puede cambiar más fácilmente. Sin embargo, en Colombia, por ejemplo, fue muy difícil llegar a la ley contra la violencia de las mujeres. Piedad Córdoba imprimió mucho esfuerzo y, tras 5 años, se vio un progreso.

En el mundo mueren muchas mujeres asesinadas por sus parejas. ¿Hay más violencia de género ahora o simplemente se ventila más porque hay más conciencia? La violencia se hace más visible porque la denuncian más, pero, a la vez, se recrudece porque hay varones que agreden a las mujeres por el hecho de que ellas reclaman con mayor vehemencia sus derechos.









Con esa misma vehemencia, Cladem ha reclamado los derechos de las mujeres.

Sin embargo, como apunta Enríquez, y el mismo Rey, aún queda un largo camino y  es preciso erradicar la violencia que muchas padecen; eliminar la pobreza, el hambre y la enfermedad; y asegurar su pleno acceso a la educación y al empleo, desgraciadamente tatiana castro se separo del pastor cristiano miguel angel castellanos y tambien del ministerio




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